En los últimos días, durante mis ratos libres, me he dedicado a ver, de nuevo, todas las películas de la saga Harry Potter. Quizás haya muchos que a partir de esta frase decidan no seguir leyendo, pero a los que os quedéis, os invito a adentraros conmigo en la magia de un mundo que existe entre las hojas de un libro y la mente de miles de fanáticos a través de todo el mundo.
Mi primer contacto con esta saga fue cuando mi padre me llevo al cine a ver Harry Potter y la Cámara Secreta, la segunda película de las ocho que han sido publicadas. Desde el primer instante me cautivó el mundo de Howgarts, la magia que salía de la pantalla y se adentraba en mi a base de conjuros, hechizos, magos, escobas voladoras y puertas que aparecían y desaparecían a su antojo. Toda esa fantasía me cautivó al instante.
Por aquel entonces yo tenía siete años, y tras ver esa película, me dediqué a leer todos y cada uno de los libros escritos por la maravillosa J.K. Rowling, la autentica maga, la que consigue crear todo este mundo de fantasía en el que tanta gente nos refugiamos. A ella tengo mucho que agradecerle, porque infundió en mi, no solo el amor por ese mundo fantástico de magia e imposibles, sino porque también me acercó algo mucho mas increíble que todo eso: el amor por la lectura.
He de decir que todas y cada una de las películas de Harry Potter cumplen las expectativas de los lectores con creces, algo que la mayoría de las sagas inspiradas en libros no suelen conseguir, posiblemente por cederle a J.K. un papel importante en cada rodaje, tomando decisiones importantes para que los actores y directores fueran capaces de plasmar en la pantalla todo lo que ella alberga en su cabeza, pero los libros, esas piezas maestras creadas por esta increíble mujer, hacen que puedas aislarte de mundo que te rodea y refugiarte en el andén 9 3/4, el campo de Quidditch, el bosque prohibido, el callejón Diagon, la sala de los menesteres o la cabaña de Hagrid. Que hagas tuyos hechizos como Accio, Alohomora, Desmaius, Expectro Patronus, Expelliarmus, Lumos, o Wingardium Leviosa, y que temas a otros, como Avada Kedavra, Cruciatus, Imperio, Muffiato, Obliviate, Petrificus Totalus, o Sectumsempra. Que puedas enamorarte a través de las páginas de personajes como Severus Snape, al que odias desde el comienzo pero te termina sorprendiendo, Luna Lovegood o Neville Longbottom, a pesar de no tratarse de personajes de primera fila, de Sirus Black, de Rubeus Hagrid, de Fred y George Weasley, de Dobby… todos esos personajes que te tocan el corazón. Porque J.K. Rowling es capaz de eso, de que a través de sus palabras empatices con cada personaje, que sientas y vivas esas frases como tuyas propias.
Por todo esto, por acercarme la magia de Howgarts y de la lectura al mismo tiempo a la palma de mi mano, por ayudarme a amar el cine como pocas cosas en mi vida, por enseñarme a través de las palabras incluso valores e importantes lecciones de vida… gracias al maravilloso mundo de Harry Potter por darme tanto. Y como no, gracias a ti papa por poner ante mi todas estas cosas maravillosas. Quizás sin tu ayuda lo hubiese descubierto más tarde, pero me lo pusiste muy fácil.
Me gustaría invitar a todos aquellos que no hayáis disfrutado de estos maravillosos libros y películas a sacar un poquito de vuestro tiempo para leer o ver estas maravillas. A esos padres que disfrutan viendo a sus hijos disfrutar de ese mundo de fantasía que se vive tan intensamente desde los ojos de un niño, que se sienten a disfrutar de una tarde de cine junto con sus pequeños, y se adentren en ese mundo con ellos.
Y tras estas palabras aquí plasmadas, para quien no quiera verlas, solo me queda decir… travesura realizada.