Puede que la entrada de hoy sea breve, pero para mí es muy importante. Ayer se celebraba el día del libro, ese día en el que cientos de personas en el mundo celebran la existencia de ese pequeño el tesoro hecho papel. Pero elijo hoy para escribir sobre ello.
Y elijo hoy, porque para mí todos los días es el día del libro. No hay nada más maravilloso que sumergirse en una buena lectura; llegar a casa tras un duro día de trabajo y abrir sus páginas para sumergirte en un mundo totalmente diferente que te da la oportunidad de vivir otras vidas, conocer nuevas personas, y sentir todo aquello que un personaje te transmita. Yo he reído con un libro, he llorado y me lo he pasado bien.
Para mí un libro es el mejor regalo, es como si te regalasen una vida nueva, por ello, odio el hecho de que mis queridos libros sólo tengan un día especial, porque por el contrario ellos hacen especiales todos los días. Son una fuente de la que beber cuando te aburres, cuando quieres aprender, o cuando quieres evadirte del mundo, son la mejor fuente de cultura.
Los libros me dan la vida, cada historia, cada personaje, cada escenario… Por ello yo les escribo hoy, y les doy las gracias por tanto que me han aportado, enseñado, y hecho disfrutar, porque ellos saben que son mis «pequeños tesoros», y que no les cambiaría por nada del mundo. Gracias.