Ayer, durante una clase, mis compañeros y yo hablábamos con nuestra profesora de ética y deontología profesional de la universidad acerca de un tema sobre el cual no había reflexionado hasta el momento. Formamos parte de las privilegiadas últimas generaciones que hemos cursado filosofía en el instituto.
Mi profesora comentó que dentro de unos años, a sus aulas llegarían alumnos a los que nunca les han hablado de Aristóteles, Descartes, o Kant, alumnos que no sabrán qué es el mito de la caverna, o el estructuralismo, alumnos que en su gran mayoría se alegrarán de no tener que lidiar con una asignatura tan densa como esta lo era.
Tras las palabras de mi profesora, he de decir que me sumergí en mis pensamientos durante unos diez minutos, pensamientos que ahora retomo para decir que yo, alumna a la que la filosofía no le parecía precisamente un camino de rosas, lamento profundamente que mis primos y hermanos no puedan aprender de aquellos hombres que hace años llegaron a conclusiones que aún a día de hoy nos pueden ayudar a entender muchos aspectos de la vida.
No suele ser la asignatura favorita de mucha gente, pero nadie puede negar que de la filosofía ha aprendido algo. He tenido la suerte de tener dos profesoras de filosofía que han logrado que una asignatura que a priori no captaba mi interés, lograse engancharme a pesar del esfuerzo que me suponía aprobarla, pero gracias a lo aprendido en las aulas puedes entender muchas cosas de tu día a día, aprender cosas que son interesantes y descubrir una nueva manera de ver el mundo.
Hoy, me lamento por esos niños que nunca aprenderán todas esas lecciones, por los libros que morirán empolvados en estanterías de bibliotecas, y esas personas que a golpe de ley, serán desterradas de las mentes de generaciones enteras de españoles. Por una vez estaremos a la cabeza de algo gracias a nuestro querido gobierno… aumentará nuestra ignorancia. Millones de gracias señores políticos, ojalá encontrase las palabras para agradecérselo… espero que no eliminen también Lengua y Literatura de los centros educativos, porque si no sí que lo tendría difícil.