Siento este título tan brusco pero me parece que no hay una frase mejor para definir lo que está sucediendo. Llevo un par de días en los que me levanto, miro los periódicos, y solo puedo ver malas noticias. ¿Y se supone que debería levantarme y ser positiva, alegrarme de habitar el mundo que habito? Permitid que me ría.
Asesinan a una cantante mientras firma autógrafos a sus fans sin razón aparente, solo porque sí, también tenemos el caso de Venezuela que empeora por momentos, por no hablar de los seis meses que llevamos en España sin gobierno (aunque en ocasiones casi pienso que es mejor que nadie nos gobierne a que pongan a otro a robar), y terminando por los más de cincuenta muertos en Orlando a manos de un hombre cuanto menos homófobo, llevando a cabo la mayor masacre en EE.UU desde el 11-S, y ante todo esto, a Donald Trump sólo se le ocurre decir que no habría habido tantos muertos si los presentes en aquella discoteca estuvieran armados. Espero que esto último haga abrir los ojos a muchas personas que aún piensan votar como presidente a la mayor potencia mundial de este planeta a semejante personaje simplemente para que una mujer no gobierne.
Y así introduzco la desigualdad de género que en 2016 continúa muy presente en nuestra sociedad, al igual que la homofobia, las divisiones raciales, sociales, políticas… en ocasiones me parece que no hay esperanza en un mundo tan lleno de patrañas, y es entonces cuando aparecen héroes sin capa,como ese musulmán que dona sangre tras la tragedia y muestra sus condolencias y su frustración por aquel que ensucia su religión y se refugia en ella para cometer un crimen, o aquella madre que enseña a su hijo a cuidar de los más necesitados ofreciéndoles un poco de comida.
Espero que mañana, cuando despierte, pueda encontrar alguna noticia que me haga creer en la esperanza de una sociedad mejor, y que cada día el porcentaje de noticias buenas aumente con respecto a las malas.
Al fin de al cabo, tan solo queda confiar, y esperar…