Hace exactamente un año, esperaba que los 365 días que me quedaban por delante fueran mucho más diferentes de lo que finalmente han sido. El 31 de diciembre de 2019 dejaba atrás un año que, para bien o para mal, había traído muchos cambios a mi vida. Dejaba atrás la vida estudiantil para incorporarme a la laboral, volvía a casa, me despedía de una de las personas que más he querido en esta vida… sin duda, 2019 había sido un año de cerrar unas etapas para abrir otras nuevas, un año de cambios.
Miraba al 2020 con ilusión, esperaba que fuese “mi año”. Qué estúpido me suena ese tópico ahora mirándolo con perspectiva. ¿Cómo podemos esperar que todo un año, con toda su magnitud, sea “el año” que marque toda nuestra existencia? ¿Acaso tan solo podemos tener un año bueno en nuestra vida? Prefiero pensar que son momentos clave los que determinan si un año ha sido bueno o malo, pero nunca diré que X año ha sido “mi año”, porque espero que siempre vengan cosas mejores, que me hagan cambiar, crecer, desarrollarme como persona. Por todo eso creo que, a pesar de todo, no puedo definir el 2020 como un mal año.
Claro que ha sido un año marcado por esta pandemia, que ya me tiene negra. Odio que el covid haya sido el timón que maneje nuestra vida durante tanto tiempo. Está ahí, y no se puede ignorar. Y por supuesto, hay determinadas normas que todos debemos cumplir por el bien común, pero detesto que la mayor parte de las conversaciones, las noticias, los deseos y los modos de vida hayan girado en torno a esta pandemia. Ha llegado el punto en el que prefiero hablar del tiempo antes que del covid. Me produce agotamiento mental.
Pero creo que detrás del 2020 y su pandemia, también ha habido muchas cosas positivas. En lo personal, puedo decir que me he pasado la mayor parte del año trabajando, algo que considero una suerte en los tiempos que corren. He pasado más tiempo con mi familia que nunca, y creedme que tras vivir fuera de casa durante cuatro años, y sin tener la certeza de dónde iba a acabar, ha sido todo un regalo. He redescubierto no sólo las videollamadas, que nos han hecho socializar y desarrollar nuestra inventiva, sino también las llamadas telefónicas. Qué pena me da que el contacto “directo”, de voz a voz, se pierda detrás de cuatro mensajes.
Hemos vivido un verano en el que, la mayoría, hemos redescubierto nuestro país como un destino vacacional tan digno como cualquier otro, e incluso algunos de nosotros sin ni siquiera tener que salir de nuestra autonomía. Me atrevería incluso a decir que ha sido uno de los veranos que más hemos disfrutado, tan solo por el hecho de haber pasado los meses previos encerrados en casa. Y es que este 2020 también me ha hecho ver lo mejor de la sociedad. También lo peor, para que mentir, pero me da mucha esperanza ver como la gran mayoría de nosotros nos hemos unido para apoyarnos, ayudarnos, animarnos y cuidarnos. Hemos creado comunidad en el mejor sentido de la palabra, y este año, al menos para mi, se quedará en mi memoria por esto.
Seguro que estas palabras que escribo a algunos les hará ver el 2020 desde otra perspectiva, pero también habrá quienes, por desgracia, hayan tenido que despedir a un ser querido, o en algunos casos a más de uno, de una manera que no era la que esperaban, o han tenido que hacerlo de forma anticipada. Claro que este año ha estado lleno de lágrimas en solitario y abrazos que no se han podido dar, pero espero que desde aquí os llegue a todos vosotros ese abrazo, bien fuerte y apretado, que os transmita, sobre todo, esperanza de cara a 2021.
Y, por fin, te toca a ti, 2021, llegar y arrasar con todo. Contigo, y con la inestimable ayuda de la vacuna, esperamos que regresen los besos, los abrazos, las cenas con amigos, los conciertos, los teatros. Las cañas en una terraza al sol, las playas a rebosar, el turismo. Las compras, los viajes, las citas. Las fiestas que no hemos tenido. Las películas que no hemos visto en el cine. La gente que no hemos llegado a conocer. El trabajo que nos dará de comer. El futuro, lleno de esperanza y de ilusión. Sin mascarillas ni distancias de seguridad.
Seguramente todo esto no suceda mañana, tengo claro que el cambio de hoja en el calendario no es la varita mágica del hada madrina, y todas las medidas de seguridad son pocas aún mientras la mayoría de la población no esté protegida ante el covid. Pero quién sabe si, dentro de 365 días, podremos estar disfrutando de una cerveza con amigos o familia, y recordando esas anécdotas de cómo fueron nuestras navidades pasadas, en solitario, y sin los churros con chocolate a las ocho de la mañana. Si hay algo que está claro es eso….nunca España se irá a dormir tan pronto en una Nochevieja.
Esta semana he decidido crearme un canal de YouTube. Es una plataforma que desde bien pequeña me ha encantado. Te ofrece justo el tipo de contenido que es de tu preferencia, pero sabes que ahí también encontrarás de todo. Una herramienta que me ha servido tanto como para el entretenimiento y ocio, como para el aprendizaje en diversos ámbitos. El poder ofrecer todo esto, y compartir mis videos con cientos de usuarios, es algo que siempre me llamó la atención.
Temáticas como estilo de vida, video blogs, viajes, moda o cosmética siempre me han gustado, y por mi cabeza siempre rondó la idea de sumarme a esta plataforma como creadora para poder hablar de todo ello. Además, la grabación y edición de estos vídeos, a pesar de ser un proceso largo en el que implicas muchas horas para unos minutos, es algo que me encanta.
¿Y por qué me estás contando todo esto? Pues bien, lo hago por compartir con vosotros el motivo por el que he tardado tanto en dar este paso. Como todo en las redes sociales, cuando creas y subes contenido te expones a todo tipo de críticas, y comprendo que esto debe ser así, porque no a todo el mundo tiene por qué gustarle lo que haces. Aunque también soy de las que piensa que, si no tienes nada bueno que decir, mejor no digas nada.
Pero para ser sincera, lo que me ha hecho plantearme durante años si dar o no dar ese paso ha sido el qué dirán. Ser de un pueblo pequeño seguramente tenga algo que ver con eso. A pesar de que en la mayoría de los ámbitos de mi vida eso no me ha frenado, parece que en este tema concreto era una traba importante. Reflexionando conmigo misma el otro día llegué a la conclusión de que si esto era algo que me hacía feliz y que me encantaría poder hacer, ¿por qué no iba a hacerlo tan solo por lo que fueran a pensar un puñado de personas?
En ese punto recordé un vídeo que había visto, precisamente en YouTube, hace algún tiempo. En él, Will Smith comentaba cómo había sido su experiencia de tirarse en paracaídas por primera vez. Habla de como en algunas ocasiones el miedo se puede apoderar de nosotros hasta tal punto de que nos condiciona en el día a día. En dicho vídeo dice una frase, que titula este vídeo, y que desde que la escuché me ha marcado, por la cantidad de verdad que atesoran un puñado de palabras: “Las mejores cosas de la vida están al otro lado de tu miedo máximo”.
Os dejo la charla completa para que podáis disfrutarla, merece la pena. También, por qué no, os dejo el primero de los vídeos que he creado para mi canal. Espero que os gusten ambos. ¡Que vaya bien!
Hace ya varios meses que trabajo para un medio digital como es La Voz de Asturias. Desde que comencé allí he podido comprobar la cantidad de noticias de las que a diario se hace eco el mismo, algunas de las cuales se comparten en redes sociales, pero no todas. El criterio para decidir qué saldrá en redes y qué no basa principalmente en la experiencia de los periodistas del medio, que conocen a su lector y pueden intuir qué es lo que más leen.
Evidentemente esto no es una ciencia exacta, pero así funciona, ya que si se compartiesen todas las noticias que escribimos a diario, al estar en Facebook o Twitter como medio de comunicación se miran con lupa todos nuestros movimientos y provoca que el algoritmo que hace que nuestros lectores vean o no esas noticias en su perfil funcione mejor o peor. Dicho esto paso a la segunda parte. También desde la redacción se hace una selección de qué vamos a contar, y de nuevo son los lectores los que, a través de leer o no noticias similares, nos hacen saber qué es lo que les gusta leer. Bien, pues aquí entra una de las secciones más polémicas: VIRAL.
Dentro de esta categoría se agrupan noticias, en el caso del medio para el que trabajo, de famosos asturianos de cualquier índole, o temas que están teniendo mucha repercusión en redes sociales y guarden algún tipo de relación con el Principado. Estas noticias se comparten SIEMPRE en redes porque, tal y como hemos comprobado, son el tipo de noticias que más se leen a lo largo del día. Estas son a su vez las noticias que más comentarios negativos reciben en redes, ya no solo por el tema que tratan, sino por el simple hecho de ser contadas.
Son muchas las personas que se atreven a decir que se avergüenzan del medio por publicar estas cosas, que hay muchos temas más importantes de los que hablar, o tiran de ironía confesando que tras leerlo ya podrán dormir tranquilos. A toda esa gente tengo algo que decirles: si estas noticias existen es porque tú las lees. Pongo un ejemplo: a 18 de febrero, una información relacionada con el nuevo tatuaje de Fernando Alonso es la segunda noticia más leída del día, con 5.758 lectores y 53 personas dentro de la propia información a las 21:52 de la noche. Esta sería de esas que la gente en redes sociales considera “basura”. Otra noticia que habla sobre las nuevas plazas de empleo que Sespa ofrece, a la misma hora, ha sido leída 560 veces y está siendo leída por 12 personas. Esta última, es de las que nuestros lectores considerarían “importante”.
Con estos datos vengo a decir lo siguiente. Créanme cuando les digo que a nosotros nos gustaría escribir y contar más noticias como la última, pero son ustedes quienes nos hacen generar las primeras, ya que son las que, aunque lo nieguen, prefieren leer. Si dejan de leerlas, nosotros dejaremos de hacerlas. Espero que con esto, la próxima vez que decidan comentarle a un medio de comunicación en sus redes sociales que su trabajo es una porquería, se paren a pensar qué ha llevado a dicho medio a publicarlo.
Evidentemente, todo tipo de comentarios en relación con el contenido de la noticia o cualquier debate que se abra a través de los mismos es bien recibido, siempre y cuando se cumplan unas normas básicas de sentido común: lee la noticia antes de comenzar a teclear, que quedarte tan solo con la información del titular nunca es buena idea para comenzar una buena conversación. Pero esto último ya da para otro post, algo que ya comentaremos otro día. ¡Nos leemos!
Hoy 8 de marzo se conmemora el día de la mujer – utilizo conmemorar ya que «celebrar» no creo que sea la mejor definición– y muchas de nosotras saldremos a la calle para luchar por nuestros derechos. He estado reflexionando y quiero compartir con vosotros los nombres de algunas mujeres, aquellas que llevan siglos luchando por lo que aún seguimos trabajando nosotras, a ellas a quienes les debemos tanto y que merecen un humilde reconocimiento por mi parte. Ellas comenzaron la lucha, y nosotras la terminaremos. Os dejo un video, acompañado con música de Lucía y Natalia Gil, y junto a él, una breve explicación sobre la lucha que cada una emprendió o emprende.
Wu Zeitan (625-x) – Tras la muerte de su marido, el emperador Gaozong, decidió ocupar el trono ella misma, pasando por encima del derecho de sus hijos a gobernar. Bajo su mandato China vivió una etapa de estabilidad política, económica y esplendor cultural únicos hasta el momento. Favoreció el desarrollo de la agricultura y elevó la posición social de la mujer.
Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695) – Se hizo monja para poder pensar, y terminó pidiendo que las mujeres pudiesen enseñar a otras mujeres.
Olympe de Gouges (1748-1793) – Obligada a casarse con 17 años y a ser madre con 19, quedando viuda poco después, Olympe fue la autora de la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadanía. Murió en la guillotina.
Mary Wollstonecraft (1759-1797) – Es considerada una pionera del movimiento feminista en Europa. Escribió Vindicación de los derechos de la mujery denunciaba la situación de las mismas en el siglo XVIII.
Sojouner Truth (1797-1883) – Era negra, mujer e hija de esclavos y a los 9 años fue vendida como “adicional” con un lote de ovejas. Fue abolicionista, y se convirtió en una predicadora evangélica que defendía por todo Estados Unidos los derechos humanos, especialmente los de la mujer.
Flora Tristán (1803-1844) – Escritora y pensadora francesa que publicó títulos tan importantes como Emancipación de la mujero La unión obreraen los que sienta las bases del feminismo y pone de manifiesto los derechos de los trabajadores y, más en concreto, de las mujeres.
Margaret Fuller (1810-1850) – Fue la primera periodista mujer en una redacción de los Estados Unidos, una de las primeras precursoras del feminismo y la educación de las mujeres. Abogó por la igualdad de hombres y mujeres, el sufragio femenino, reformas sociales, penitenciarias, y el fin de la esclavitud.
Nisia Floresta (1810-1885) – Es considerada la pionera del movimiento feminista en Brasil. Publicó artículos sobre la condición femenina en diarios y periódicos del país, y escribió su libro Derechos de las mujeres e injusticia de los hombres donde explica cómo es para una mujer vivir en una sociedad conservadora, como era el Brasil de la época.
Susan B. Anthony (1820-1906) – Dedicó toda su vida a la causa feminista. Se formó como maestra y posteriormente fundó en Nueva York la Sociedad Femenina pro Temperancia y la Liga de Mujeres Leales. También fue presidenta de la Asociación Nacional Americana pro Sufragio Femenino.
Emmeline Pankhurst (1858-1928) – Activista británica que luchó por el voto de las mujeres y lideró el movimiento sufragista. Fundó la Women’s Social and Political Union, motivo por el que fue a la cárcel en más de una ocasión.
Marie Curie (1867-1934) – Descubrió el polonio y el radio y fue la primera mujer en recibir un Premio Nobel. Tras morir su marido heredó su cátedra en La Sorbona y estuvo al frente del Instituto de Investigaciones del Radio.
Elvira Rawson (1867-1954) – Fue la segunda mujer graduada como médica en Argentina. Fundó el Primer Centro Feminista para la emancipación moral, intelectual y material de la mujer y formó la Asociación Pro-Derechos de la Mujer junto con otras compañeras.
Julia Lanteri (1873-1932) – Médica especializada en cirugía, dirigente del movimiento femenino de la época y fundadora del Partido Feminista Nacional, primera sufragista de Argentina y candidata a diputada.
Paulina Luisi (1875-1949) – Fue la primera mujer en Uruguay en graduarse en medicina y se especializó en ginecología. Se convirtió en la primera delegada femenina de un gobierno de América Latina en la Liga de las Naciones. Creó la revista Acción Femenina y enseñó sobre salud y sexualidad. También creó los dos primeros sindicatos femeninos del país.
Virginia Bolten (1876-1960) – Fundó el periódico La voz de la mujer, un medio anarcofeminista hecho por mujeres y para mujeres, cuyo eslogan era “Ni Dios, ni patrón, ni marido”. En 2009 Laura Mañá realizó una película contando la historia de Bolten a la que tituló al igual que este eslogan.
Virginia Woolf (1882-1941) – Desafió desde su obra literaria las normas sociales de la Inglaterra de principios del siglo XX. Luchaba por la moral victoriana y el sistema patriarcal que ubicaba a la mujer en el hogar, presa de la obediencia y el silencio. Fue precursora del acceso a la educación, a un sueldo digno y a ser autosuficientes.
Coco Chanel (1883-1971) – Presentó una visión liberadora y revolucionaria de la moda. Confeccionó ropa para el cuerpo de la mujer y no para la mirada del hombre, e incorporó elementos tradicionalmente masculinos a las prendas femeninas, como los bolsillos.
Victoria Ocampo (1890-1979) – Fue traductora y escritora cuando esto era “cosa de hombres”. Fue la primera mujer en conducir un automóvil, en fumar en público y en ser elegida miembro de la Academia Argentina de Letras.
Frida Kahlo (1907-1954) – Icono mexicano del feminismo, autosuficiente y comunista, fue de las primeras mujeres en entrar a la Escuela Nacional Preparatoria. Se le considera un símbolo pop global por su look andrógino y su desafío a los estereotipos de género.
Simone de Beauvoir (1908-1986) – Autora de El segundo sexo, considerado el libro estrella del feminismo del siglo XX. En esta obra analiza los distintos arquetipos femeninos según el rol de la mujer o las características que predominan en su personalidad: la madre, la hija, la esposa, la prostituta, la mística, la enamorada y la narcisista.
Indira Gandhi (1917-1984) – Fue una de las personas más influyentes de la India y fue la primera mujer que ejerció de primera ministra en el país.
Eva Perón Duarte (1919-1952) – Consiguió que se les otorgase a las mujeres iguales derechos políticos que a los hombres en Argentina aprovechando su posición de primera dama.
Betty Friedan (1921-2006) – Escribió el libro La mística de la feminidad en el que habla sobre la situación de la mujer en la época, la mujer que había salido a trabajar durante la guerra y que volvía entonces a una casa “vacía e incompleta”. Su libro vendió más de tres millones de ejemplares.
Esperanza Brito (1932-2007) – Primera periodista y activista mexicana que remarcó en numerosas ocasiones las muertes por abortos clandestinos e inseguros, motivo por el cual marchó en numerosas ocasiones vestida de negro. También fue una de las 23 fundadoras del Movimiento Nacional de Mujeres y del Frente Nacional por los Derechos y la Liberación de las Mujeres.
Yoko Ono (1933) – Escribió el manifiesto La feminización de la sociedad en la que considera que la sociedad atraviesa un momento sumamente violento y pone en el centro de la pacificación el empoderamiento de la mujer.
Nawal El Saadawi (1931) – Escribió el libro La mujer y el sexo en el que critica contundentemente la ablación del clítoris, que ella misma sufrió a los 6 años. Pasó varios meses en prisión por esta publicación y escribió sus memorias en un rollo de papel higiénico durante ese tiempo.
Billie Jean King (1943) – Una de las mejores tenistas de todos los tiempos, que se reveló contra el sistema patriarcal del deporte para luchar por las mismas condiciones que sus compañeros en los torneos, y fundó junto con otras compañeras la Asociación de Tenis Femenino. La película La Batalla de los sexos recrea su vida y su lucha.
Gudrun Schyman (1948) – Esta política sueca fundó en 2005 el partido Iniciativa Feminista bajo el lema “100% del salario, 50% de los permisos de paternidad y 0% de violencia”.
Judith Butler (1956) – Es la autora de El género en disputa, considerado como funcional de la teoría queer y del feminismo postmoderno. Es quien explica que el género, el sexo y las orientaciones sexuales no son naturales, y marca un antes y un después con su libro.
Madonna (1958) – Desde la década de los 90 se convirtió en un icono de la liberación femenina y llamó a las mujeres a la rebelión. Es común que en sus discursos haga referencia a la libertad de la sexualidad, la forma de vestir y de comportarse de las mujeres.
Rigoberta Menchú (1959) – Activista guatemalteca que lucha por los derechos humanos. Se exilió en México por las duras condiciones que vivía en su país y publicó en 1983 su biografía, escuchada en la ONU. Menchú lucha por denunciar la situación de la mujer indígena en Latinoamérica, y en 1992 recibió el Premio Nobel de la Paz.
Pussy Riot (2011) – Esta banda feminista punk formada por 12 mujeres centra sus letras en la igualdad de género, los derechos del colectivo LGTBIQ+ y una intensa oposición a Vladimir Putin. Este grupo se creó por el descontento de las mujeres que lo forman con las leyes de su país, ya que consideran que discriminan a las mujeres y restringen el acceso al aborto legal.
Chimamanda Ngozi Adichie (1977) – Activista y escritora nigeriana que ha escrito numerosos títulos sobre el movimiento, como Todos deberíamos ser feministas o Cómo educar en el feminismo. Aboga que la finalidad del feminismo es que deje de existir.
Malala Yousafzai (1997) – Esta joven paquistaní recibió un disparo en la cabeza por parte de los talibanes por defender la escolarización de las mujeres. Su militancia le valió el Premio Nobel de la Paz a los 17 años. Actualmente es mensajera de la ONU y defiende la educación precursora de las ideas feministas tanto en niños como en niñas.
Hace tiempo que con tan solo pensar en salir a la calle por las mañanas ya me angustio. Gente por la calle, gente en el metro, gente en el autobús, gente en la cafetería, gente en la oficina… ¿Pero de dónde demonios sale tanta gente?
Resulta que por mi zona viven muchos alumnos erasmus, enlatados de cuatro en cuatro en pisos de sesenta metros cuadrados. A veces escucho a la gente hablar de ellos y decir: “Pobres ilusos… llegan a España con la idea de que pasarán el mejor año de sus vidas universitarias…” ¡No sé de qué se extrañan si es sabido por todo hijo de vecino que nuestro sistema educativo es de lo mejor! Y claro, embaucados por la tortilla, el jamón, las sevillanas y los toros, las joyitas de este país, se vienen encantados a pagar nuestras tasas universitarias, que tampoco son tan caras como andan diciendo por ahí.
Otros son los inmigrantes. Entiendo que pongan sus vidas en peligro para cruzar el mar en peores condiciones que Leonardo DiCaprio en el Titanic porque, claro está, España es la tierra soñada por cualquier ser humano. Nuestro gobierno lo sabe y claro, está encantado de aceptar a todo aquel que quiera venirse… pero como somos tantos les damos pasaporte a Francia, Portugal, o a su país de origen si es necesario, porque la lista de espera para vivir en España es más larga que la de invitados a fiesta de navidad de Isabel Preysley.
Tienen que entendernos, si es que no damos a basto. Que sí, que cuando terminan su carrera muchos universitarios se van fuera, y vale no admitimos que en España viva cualquiera –porque aquí somos de categoría Champions y no podemos bajar a Europa League-, y que sí, que todos esos que se van (no entiendo por qué) dejan un huequecito de unos cientos de miles… pero es que no nos gusta vivir apretaditos.
Pero nada, pensando un poco en todos, y siendo generosa, quizás lo que nos sobra no es gente, sino que el problema es que nos falta sitio. Tendré que proponer en change.org que España, al más puro estilo “Farmville”, solicite ampliación de territorios, a ver si Portugal nos da un trocito. O quién sabe, dentro de nada es posible que contemos incluso con Gibraltar.
Elegir entre un blanco roto y un blanco hueso es un dilema, pero el dilema es cuando tienes que elegir entre ser el malo de la película para hacer un bien o el bueno y hacer un mal. Ver el engaño de una pareja, una falsa amistad, una deslealtad, un engaño… y aún así de todo eso surge el amor, la ilusión, una felicidad artificial…. ¿qué hacer? ¿Intervenir o dejar hacer?
Es un dilema, pero el «dilemón» es cuando tienes tantas buenas razones para hacer algo como para no hacerlo. Cuando tienes un dilema ya no se trata de qué quieres elegir, sino de qué prefieres perder. No es una elección, porque una elección es decidir entre dos cosas buenas, pero un dilema es cuando escoges entre dos malas. ¿Qué perder? De eso se trata un dilema, definir cuál es la pérdida más soportable.
Sabes que eres el malo de la película pero sabes también que tienes tus razones. Sabes que está mal hacerlo y tan mal no hacerlo. Ser o no ser el malo de la novela ha sido el dilema de todos alguna vez. Puede que sea un dilema menor al lado de otros pero elegir entre partirle el corazón a alguien para que no viva una mentira o dejarle vivir en su falsa felicidad no es un tema agradable. Es como llevar tacones aún sabiendo que te van a doler los pies, es un dilema, pero siempre acabamos haciendo lo contrario a lo que sentimos. A todas nos gustaría salir con sandalias, pero terminamos encima de unos tacones, aceptando ese dolor posterior, escogiéndolo, matándonos por ese dilema.
Nunca está claro quién es el malo de la película. Incluso el malo de la película tiene su propio dilema. Hace lo que hace porque tiene que elegir entre dos males. Somos confiados y damos oportunidades a la gente, porque en el fondo sabemos que todos tenemos dilemas. Incluso los malos de la película.
Cuando quieres que alguien te mire no importa ninguna otra mirada, tu quieres esa mirada y ninguna más. Pedimos a gritos desesperadamente que abran sus ojos y nos miren, que nos vean, que vean nuestro dolor y nos comprendan. Hacemos enormes esfuerzos para no necesitar a nadie, para no necesitar de una mirada para existir, pero somos esclavos de esa mirada, la necesitamos como al aire.
Hacemos cualquier cosa por atraer esa mirada, intentamos ponernos en el campo visual del otro, quisiéramos tener un foco que nos ilumine, quisiéramos brillar para ser mirados. Lo curioso es que los ojos que más nos obsesionan son aquellos que no nos pueden –o no nos quieren– mirar.
Hemos de saber que la mejor mirada no es la que se nos niega, sino esa mirada que no vemos, la que ignoramos distraídamente. Esa mirada inesperada, fuera de todo cálculo, esa mirada que nos ve cuando no nos sentimos mirados y por lo tanto nos mostramos mejor. Una mirada capaz de atravesar la máscara y ver lo que hay detrás. Parece imposible colgarte de mirada vacía, pero lo queramos o no somos esclavos de esa mirada. Porque todos somos luces apagadas que esperan a encenderse cuando alguien nos mira.
Hoy es el día. No es un día marcado en el calendario, no es ninguna fecha especial, no es un momento concreto. Simplemente es hoy. Hoy, es el día en el que decido apostar por mí, darme una oportunidad, y dejar atrás el lastre que suponen los fantasmas de mi pasado.
Hoy, yo soy la protagonista de mi historia, como debería serlo siempre, aunque yo me empeñe en que no sea así. Voy a ir a algún lugar, el primero que se me venga a la mente, donde sienta que es donde debería estar para que esto sucediera. Voy a pararme a pensar, dedicarme unos minutos para respirar y disfrutar de ese momento, sin olvidar que el objetivo principal, es decir adiós.
Sonreiré, y me querré a mi antes que a nadie, mi única prioridad en ese momento soy yo. Recordaré, y dolerá. Las heridas, ya casi cerradas, querrán volver a sangrar. Dejaré que lo hagan. A veces, lo mejor es “vaciarte” para comenzar una nueva aventura, dejando atrás el dolor, la tristeza, el sufrimiento.
Reviviré todos los malos momentos, lloraré, gritaré, me quedaré sin aire si es necesario, y, una vez culminada esta parte del proceso, dejaré entrar todos los buenos recuerdos de golpe. Dejaré que me invadan uno a uno, que llenen cada pequeño y recóndito rincón de mi ser, y guardaré en mi corazón esa sensación de bienestar y felicidad para que ese y solo ese, sea el único recuerdo que me venga a la cabeza cada vez que piense en ese fantasma, sin olvidar que no todo fue un camino de rosas.
Respiraré hondo, clasificaré este sentimiento en mi corazón, y le dejaré vivir ahí hasta mi último aliento. Todo aquello que te pasa en la vida, bueno o malo, deja huella, y es inútil luchar contra ello. Es parte de tu vida, y para bien o para mal te ha marcado, te ha dejado una lección, y te ha hecho ser quien eres hoy. Sólo por eso, por ser parte de ti, debes cuidar a todos y cada uno de tus ángeles y tus fantasmas pasados, porque son tuyos, y de nadie más.
Merezco ser feliz. Merezco continuar mi vida, abrir un capítulo nuevo de este libro, y todo el mundo sabe que ningún capítulo puede comenzar si antes no terminas otro. Valórate, date una oportunidad. La mereces. No se puede vivir una vida torturándote por errores pasados, personas que han dejado huella, o «y sis» sin resolver. Me convenceré a mi misma de que es así, que puedo y quiero hacerlo, y que no está mal, que pasar página no es olvidar.
Miraré a mi alrededor, disfrutaré de las vistas, de la tranquilidad, de la paz… y me iré de ese lugar, que será a partir de ahora como el cementerio donde descansa un ser querido, a ese que recuerdas con cariño y ternura, y me abrazaré. Es ahora cuando me permito a mí misma avanzar. Un nuevo comienzo, un nuevo camino con un fantasma menos.