Mírame

Cuando quieres que alguien te mire no importa ninguna otra mirada, tu quieres esa mirada y ninguna más. Pedimos a gritos desesperadamente que abran sus ojos y nos miren, que nos vean, que vean nuestro dolor y nos comprendan. Hacemos enormes esfuerzos para no necesitar a nadie, para no necesitar de una mirada para existir, pero somos esclavos de esa mirada, la necesitamos como al aire.

Hacemos cualquier cosa por atraer esa mirada, intentamos ponernos en el campo visual del otro, quisiéramos tener un foco que nos ilumine, quisiéramos brillar para ser mirados. Lo curioso es que los ojos que más nos obsesionan son aquellos que no nos pueden –o no nos quieren– mirar.

Hemos de saber que la mejor mirada no es la que se nos niega, sino esa mirada que no vemos, la que ignoramos distraídamente. Esa mirada inesperada, fuera de todo cálculo, esa mirada que nos ve cuando no nos sentimos mirados y por lo tanto nos mostramos mejor. Una mirada capaz de atravesar la máscara y ver lo que hay detrás. Parece imposible colgarte de mirada vacía, pero lo queramos o no somos esclavos de esa mirada. Porque todos somos luces apagadas que esperan a encenderse cuando alguien nos mira.

Nosotras somos la verdadera manada

En esta última semana se ha hablado mucho sobre la sentencia aplicada a los cinco «hombres» que en San Fermines, ya en 2016, violaron a una chica, la forzaron y grabaron la hazaña. Sólo escribir sobre esto ya hace que me repugne todos los comentarios que he tenido que escuchar sobre esto, pero no puedo quedarme callada ante cosas como estas.

El pasado viernes se conoció que a estos personajes se les acusa por abuso y no por violación, dictaminando una miseria de nueve años de cárcel para cada uno. Ya que los hechos se remiten a 2016, son dos años los que ya han cumplido de esta condena, y al tercero pueden obtener el tercer grado. Es decir, en apenas un año esta gente puede estar en la calle de nuevo. Por si fuese poco, dos de los sujetos, un militar y un guardia civil, seguirán cobrando el 75% de sus sueldos mientras se encuentren en prisión. ¿Qué más se puede decir?

Hace dos años una chica salió de fiesta. Se divirtió, lo pasó bien, bailó, bebió y cantó con sus amigos. Hizo todo aquello que quiso y que tiene derecho a hacer, como cualquier persona del planeta. De vuelta a su coche se topa con cinco impresentables que abusan de ella, que la violan, la mangonean y la utilizan como si fuese un objeto de su propiedad… una chica que podría ser yo, o tu, o tu hermana, tu hija o tu sobrina. Una chica a la que se le acusa de hacer vida normal y que verá como en menos de un año, aquellos que le destrozaron la vida pueden seguir adelante con las suyas, seguramente sin ningún remordimiento. La justicia de este país de pandereta respalda el machismo, respalda a los hombres que sigan pensando que las mujeres somos objetos de los que pueden disponer a su antojo. ¡BASTA YA!

Precisamente porque somos muchas -y muchos, no me olvido de vosotros-, los que estamos hartos de todo esto, las calles se llenaron esa misma tarde en multitud de ciudades alrededor del país para demostrar que si existe una manada, esas somos nosotras, que si la justicia tiene los ojos tapados nosotras le quitaremos la venda, que la sororidad es nuestra bandera, y que  nuestro lema es: hermana, yo si te creo.

«¿Viajas sola? No me lo puedo creer»

14980843_10207947010575205_1794287764586539574_n«¿Y no tienes miedo?», «Te puede pasar cualquier cosa…», «¿Y no te aburres?». Y así, mil preguntas más que se le ocurren a la gente cuando les cuentas que viajas sola. Porque te puede pasar cualquier cosa, porque si te pasa ese «algo» que todo el mundo teme no tienes quien te ayude, y, sobretodo, por ser mujer.

Llamadme lo que queráis, pero sigo pensando que si fuera hombre y dijese que viajo solo, hay un montón de preguntas que no me harían, porque soy hombre y nada malo puede pasarme. ¿Y por qué tiene que pasarme por ser mujer?¿Por qué tengo que ir por el mundo con miedo simplemente porque lo determina el sexo con el que nací?

Fuera de cuestiones de género, viajar me parece uno de los mayores regalos de la vida, y la gente siempre se esconde detrás de miedo y excusas para no hacerlo. No quiero quedarme de brazos cruzados en casa sin conocer el mundo en el que vivo porque nadie pueda venir conmigo, o por cualquier temor que me pueda surgir, incluso no permito que el dinero sea un impedimento, hay muchos lugares que visitar en este planeta y no todos son igual de caros.

Viajar me parece un regalo, una forma especial de enriquecerte a tí mismo, conocer otras culturas, vivir otras vidas. Y no hablo de ese tipo de turista típico que se hace fotos con todos los monumentos de la ciudad, -que no tiene nada de malo, yo también lo hago- pero lo verdaderamente apasionante de viajar, según mi punto de vista, es poder recorrer esas calles, camuflarte con el día a día de ese lugar, empaparte de esas costumbres que son tan diferentes a las tuyas, aprender de ellas y crecer como persona.

Y es que es muy interesante visitar París, Londres o Nueva York, pero también lo es visitar Tailandia, Marruecos o Nepal, saber valorar otros estilos de vida. Viajar te enriquece y te cambia, te hace valorar lo que tienes, te permite saber cuál es la vida que quieres vivir y no ponerte límites, descubrir de primera mano todo aquello que quieras. Una de las cosas que me apasiona en la vida es viajar, y nunca permitiré que nada ni nadie me impida hacerlo. Da igual si tengo mucho o poco presupuesto, si voy sola o acompañada, si tengo un destino fijo o no, o si soy mujer, siempre tendré hambre de mundo.

Todo lo que implique viajar me parece fascinante, pero, a pesar de que mucha gente puede pensar lo contrario, encuentro un atractivo enorme en viajar sola. Te permites tiempo para ti misma, tiempo para relajarte y disfrutar de una experiencia que dejará una marca en ti, que te construirá y te definirá como la persona que serás el día de mañana. No dudo que compartir estos momentos es algo divertido, pero «auto regalarte» estos momentos es algo mágico. No hace falta correr a todos lados, vas a tu ritmo y haces lo que te sale del alma hacer, hablas con gente del lugar y puedes tener mucho tiempo para pensar y reflexionar. Un viaje en solitario te cambia por dentro, una parte de ti mucho más importante de cómo se te ve por fuera.

Quiero terminar este post con una frase del actor Michael Palin con la que siempre me he sentido tremendamente identificada: “Una vez que el virus del viajero te pica no hay antídoto posible, y sé que estaré felizmente infectado por el resto de mi vida. Dentro de veinte años estarás más decepcionado de las cosas que no hiciste que de las que hiciste. Así que desata amarras y navega alejándote de los puertos conocidos. Aprovecha los vientos alisios en tus velas. Explora. Sueña. Descubre”.

Enterramos los fantasmas del pasado

Hoy es el día. No es un día marcado en el calendario, no es ninguna fecha especial, no es un momento concreto. Simplemente es hoy. Hoy, es el día en el que decido apostar por mí, darme una oportunidad, y dejar atrás el lastre que suponen los fantasmas de mi pasado.

Hoy, yo soy la protagonista de mi historia, como debería serlo siempre, aunque yo me empeñe en que no sea así. Voy a ir a algún lugar, el primero que se me venga a la mente, donde sienta que es donde debería estar para que esto sucediera. Voy a pararme a pensar, dedicarme unos minutos para respirar y disfrutar de ese momento, sin olvidar que el objetivo principal, es decir adiós.

Sonreiré, y me querré a mi antes que a nadie, mi única prioridad en ese momento soy yo. Recordaré, y dolerá. Las heridas, ya casi cerradas, querrán volver a sangrar. Dejaré que lo hagan. A veces, lo mejor es “vaciarte” para comenzar una nueva aventura, dejando atrás el dolor, la tristeza, el sufrimiento.

Reviviré todos los malos momentos, lloraré, gritaré, me quedaré sin aire si es necesario, y, una vez culminada esta parte del proceso, dejaré entrar todos los buenos recuerdos de golpe. Dejaré que me invadan uno a uno, que llenen cada pequeño y recóndito rincón de mi ser, y guardaré en mi corazón esa sensación de bienestar y felicidad para que ese y solo ese, sea el único recuerdo que me venga a la cabeza cada vez que piense en ese fantasma, sin olvidar que no todo fue un camino de rosas.

Respiraré hondo, clasificaré este sentimiento en mi corazón, y le dejaré vivir ahí hasta mi último aliento. Todo aquello que te pasa en la vida, bueno o malo, deja huella, y es inútil luchar contra ello. Es parte de tu vida, y para bien o para mal te ha marcado, te ha dejado una lección, y te ha hecho ser quien eres hoy. Sólo por eso, por ser parte de ti, debes cuidar a todos y cada uno de tus ángeles y tus fantasmas pasados, porque son tuyos, y de nadie más.

Merezco ser feliz. Merezco continuar mi vida, abrir un capítulo nuevo de este libro, y todo el mundo sabe que ningún capítulo puede comenzar si antes no terminas otro. Valórate, date una oportunidad. La mereces. No se puede vivir una vida torturándote por errores pasados, personas que han dejado huella, o «y sis» sin resolver. Me convenceré a mi misma de que es así, que puedo y quiero hacerlo, y que no está mal, que pasar página no es olvidar.

Miraré a mi alrededor, disfrutaré de las vistas, de la tranquilidad, de la paz… y me iré de ese lugar, que será a partir de ahora como el cementerio donde descansa un ser querido, a ese que recuerdas con cariño y ternura, y me abrazaré. Es ahora cuando me permito a mí misma avanzar. Un nuevo comienzo, un nuevo camino con un fantasma menos.

Me voy. Gracias. Y adiós.

Barcelona

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Las Ramblas, Barcelona

Querida Barcelona:

Hoy te ha tocado a ti ser el objetivo del movimiento más triste creado por la humanidad, ser el espejo en el que el mundo se ve reflejado, el motivo por el que la gente se une y deja de un lado sus diferencias. Porque, por desgracia, a día de hoy solo la violencia es capaz de unir corazones que luchen contra una misma causa, por paradójico que suene.

Pero por suerte, Barcelona, albergas en tus calles a gente solidaria, empática, que reconoce el sufrimiento del prójimo y quiere ayudar. Ayuda quien dona sangre, ayudan los psicólogos voluntarios que quieren ayudar a las familias afectadas, ayudan los taxistas que hacen carreras gratis, los negocios que abren sus puertas para acoger a gente asustada… Solidaridad que se desprende por todos los poros. Lo único que lamento es que no podamos ser igual de solidarios cada día del año, sin necesidad de una tragedia que nos empuje a ello.

Desde aquí, quiero dar gracias a todos aquellos que se la están jugando para ayudar a otros, pero sobre todo, quiero recordar a todos los que me leéis, que musulmán no es sinónimo de terrorista, otro error en el que caen muchas personas. No hagamos pagar a justos por pecadores, porque al igual que si un hombre mata a su pareja no hace que todos los hombres del planeta sean unos asesinos, unos hombres que justifican sus aberraciones al hecho de defender a una religión, no hace que todos los que la practiquen piensen igual.

Querida Barcelona, estamos contigo.

Nous étions formidables

capthuraCreo que todos pasamos por esos días en los que nos gustaría volver a la infancia, a esa época de instituto en la que lo único que te preocupaba era si el profesor te iba a preguntar la lección al día siguiente porque tú no habías estudiado. Lo mejor de esa etapa, sin duda, era la compañía.

No me gustaría que nadie lo malinterpretase, soy feliz y estoy super contenta de la gente con la que comparto la aventura de la universidad, y estoy tremendamente agradecida por que en mi camino se hayan cruzado personas tan estupendas como las que ahora tengo el placer de llamar amigos, pero no puedo evitar echar de menos aquellas reducidas clases de instituto en las que todos hablábamos con todos y nadie se sentía desplazado.

Está claro que hablo de mi caso personal, en el que la armonía y el buenrollismo en el aula era algo real, y precisamente por eso es algo que, al menos por mi parte, es normal extrañar. Dentro de nada, mas pronto que tarde, hará dos años que nos graduamos, y que cada uno escogió el camino de vida que a partir de ese momento quería tomar, pero eso no quita que, cada vez que les vea, no aparezca una sonrisa en mi cara y los recuerdos vuelvan a aflorar. Me encanta escuchar que les va bien, que les encanta su carrera, que las decisiones que toman son las adecuadas y que dan sus frutos, que van creciendo, y que la vida les está tendiendo la mano a pesar de las dificultades. cnaptura

Puede que penséis que es una tontería, pero se me llena la boca hablando de ellos, y si entras en mi cuarto, podrás ver que entre las fotos de mi pared aparecen ellos por partida doble. Y es que no puedo disimular el orgullo que me da haber formado parte de ese grupo de personas, tan especiales por individual que formaron un grupo, sencillamente, formidable. Obviamente el colegio, sus valores y los profesores, también fueron una pieza clave, fundamental para que esto fuese así. Así que sí, deja de leer esto con el ceño fruncido y comprende que puede haber quienes recuerden su etapa del colegio con un buen sabor de boca.

¿Y por qué hoy hablo de ellos? No lo sé, ¿acaso debo escoger un día especial para recordar a esas personas que hicieron que lo que empezó como una tortura terminase como un sueño hecho realidad? Simplemente estoy aquí sentada, he levantado la cabeza, he visto su foto y los recuerdos me han invadido, la sonrisa se ha puesto en mi cara, y he decidido dedicarles una entrada en este blog, que, por el momento, es todo lo que puedo hacer, aunque estoy segura de que llegará el momento en el que el homenaje que les pueda dar sea el que merecen.

Voy a cerrar esta entrada rescatando una frase que aquel 8 de mayo, entre las paredes del colegio les leí: «Recordarles que cuando la vida les pueda, me den un grito al oído, y estaré ahí. Porque juntos, somos magia».  Y chicos, solo deciros, que magia sigue siendo veros sonreír.

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Yo soy rugby ¿y tú?

14993415_10207980235445806_5031162119937487556_nNo hace mucho tiempo que si me preguntabas por mi deporte favorito te contestaba «a mi me gustan todos los deportes, pero el fútbol es mi ojito derecho», pues bien, la historia ha cambiado, y mi respuesta ahora es que si el fútbol es mi ojito derecho, el rugby es mi ojito izquierdo.

Mi interés por este deporte no es ni fruto de la casualidad ni de el bombo que le dan los medios de comunicación. Si tuviera que esperar a que el rugby se hiciera mediático para conocerlo podría seguir siendo tan solo un deporte más para mí, pero la historia real es mucho más bonita que ver un partido en el telediario y sufrir amor a primera vista.

Mi padre jugaba al rugby de joven, un simple dato que, para ser sincera, no trascendió mucho más allá en mi vida, tan solo me sirvió como un dato más para saber que mi padre no sigue corrientes ni modas, que no le gustan las cosas porque la sociedad establece que a los niños les tiene que gustar el fútbol y a las niñas el ballet. Avanzamos en la historia, y llegamos al punto en el que mi hermano, otro a contracorriente de la sociedad, prefiere el rugby, y comienza a jugar hasta convertirlo en una parte importante de su personalidad.

Como podréis deducir, pasó lo que en cualquier familia: tu hermano juega un partido, y vas a verlo, o tu hermano tiene que ir a entrenar y te piden que le lleves, y al final, pues bueno, ya que le tienes que llevar pues te quedas a verlo. Pero la cosa no termina ahí.

Llega tu hermana, y se quiere pasar del patinaje artístico al rugby, cambio radical, y, como su cabezonería es legendaria, se cambia. Entrena y juega mas bien poco, pero no la vuelves a ver encima de unos patines, eso seguro. Durante un par de años, juntando todos estos factores, agitas la coctelera y te sale un creciente interés por este deporte. Me mudo a Madrid, comienzo la universidad, y ¿Que pasa? muchos pensareis que al no tener a mi hermano cerca, el interés se difuminaría… pues todo lo contrario.

Resulta que, para mi alegría, mi facultad cuenta con un equipo de rugby, que el campo está justo detrás de el edificio de la facultad, y que todos los viernes, al salir de grabar mi programa de radio, el equipo está jugando. ¡La jugada perfecta!

Aumenta el interés por el rugby hasta llegar al último nivel. Cuento con la suerte de trabajar para una revista que me permite disfrutar de aquello que me gusta, y, como no podía ser de otra forma, el deporte es una de estas cosas. Llega a mis oídos que la Selección Española de Rugby jugará aquí, en Madrid, en el campo de mi universidad, y que puedo cubrir el evento. ¡Nada me pone más feliz! Os prometo que nunca había cubierto un evento con las ganas con las que cubrí ese.

Llegó el día D y lo disfruté como una enana. Disfruté de ejercer mi profesión haciendo una de las cosas que más me gustan, disfruté del partido, disfruté del ambiente y de ver el campo lleno para algo que no era un partido de fútbol, y no me malinterpretéis, me sigue gustando el fútbol como a la que más, pero me parece que es injusto que unos deportes cuenten tan poco mientras otros están extremadamente sobrevalorados. Pude disfrutar de entrevistar a los jugadores, de hacerme fotos con ellos y de asistir a la rueda de prensa. Y lo mejor de todo, es que solo ha sido la primera de muchas.

Hoy he querido compartir esta historia con vosotros porque quiero animaros a descubrir lo diferente. Entra en Internet, escoge un deporte «minoritario», y sumérgete en el, comienza a conocerlo, y enamórate. Esta es mi historia con el rugby, una historia de amor de las buenas, de las de verdad: esas que empiezan como un pequeño garabato en una libreta, pero termina por convertirse en la mejor obra de arte de la historia.

Fin de propósitos

Se acaba el 2016 y, como cada fin de año, todo hijo de vecino se dispone a hacer su lista de propósitos para 2017. Permitidme el lujo de afirmar que en la mayoría de los casos, esa lista muere antes de llegar marzo. Que si apuntarse al gimnasio, dejar de fumar, madurar… son propósitos asegurados en la lista de todos los años. Navidad es esa época en la que inevitablemente todos pensamos en aquello que hacemos bien, lo que hacemos mal, y lo que estamos dispuestos a cambiar. Llamar mas a menudo a un viejo amigo, decir te quiero, ir a casa todos los domigos… tristemente, esos propósitos también tienen una vida muy corta.

De lo que no se libra nadie, es de hacer ese «balance» del año que está a punto de terminar. Y yo me pregunto ¿Por qué tengo que esperar a que llegue diciembre para dárme cuenta de qué cosas tengo que cambiar, por qué motivos tengo que dar las gracias y de qué debo disfrutar más? Me vale cualquier momento del año para saber que debo estar agradecida por mi familia y amigos, que nunca es tarde para un «perdón» o para un «te quiero», que me conozco mejor que nadie y se qué tengo que hacer para mejorar, y si, por que no, si quiero ir al gimnasio puedo empezar en julio.

Las listas de propósitos de año nuevo no dejan de ser las excusas de aquellos que tienen miedo al cambio. Es muy fácil refugiarse en esa lista, en no cumplir nada de lo que digo y el año que viene probamos otra vez… ¿Qué diferencia hay entre la noche de ayer y la de mañana? Ninguna. Si quieres cambiar, hazlo ya. Si quieres querer dilo ahora, y si quieres perdonar, perdona. Esto solo tiene un resultado: la satisfacción de, al acabar un año, poder decir «este si que ha sido mi año».

No hay nada mejor que moverse por impulsos, aprovechar el hoy y el ahora porque no cuentas con la seguirdad de que vaya a existir un mañana, vivir a pleno y sin miedo. Poco a poco, paso a paso y cambio a cambio, descubrirás que en cualquier momento del año, puedes hacer del año en curso el mejor de tu vida.

El poder de un lápiz

wp-1480409938641.jpgMe encanta leer, eso no es ninguna novedad, pero cuando leo, cualquier libro, siempre lo hago con un lápiz en la mano. Hace unos días, una amiga me preguntó porqué hacía eso. La respuesta es bien sencilla.

Cada vez que un nuevo libro cae entre mis manos, ya sea una novela, algún libro de poesía, o incluso un libro histórico, tengo un nuevo mundo a mis pies. Bueno, a mis manos realmente. Cuando se me descubre esa oportunidad de sumergirme entre las palabras en las que alguien ha creado un nuevo mundo, dejando allí un pedacito de sí mismo, tengo la oportunidad de aprender nuevas cosas, de descubrir frases de esas que llegan al alma, te tocan el corazón y hace que tengas escalofríos hasta que tus pelos acaban de punta, y déjenme darles un consejo: las frases con semejante poder no pueden dejarse escapar.

Como el niño que va cada verano a la playa armado con una red para atrapar cangrejos, así me siento yo cuando leo y tengo un lápiz a mano. ¿Y por qué un lápiz y no un bolígrafo o un subrayador? Porque cuando subrayas un libro con un lápiz estás dejando una huella, una guía que te permite volver sobre los mejores versos de un libro sin apenas dañar sus páginas, sin perturbar la suavidad de sus formas y permitiendo que, además, con el paso de los años y cada vez que vuelvas a abrir ese pequeño mundo entre tus manos, tengas la oportunidad de borrar una frase para subrayar otra nueva, y que así, esas notas evolucionen contigo.

El subrayar los libros lo aprendí de uno de los mejores profesores de lengua que alguien pueda tener, y creedme que no, no es peloteo, ni yo lo necesito ni a él le hace falta que nadie le pelotee en un blog, pero puedo decir que en sus clases he aprendido más que a analizar una frase o diseccionar los entresijos de la Generación del 27, he aprendido lecciones de vida, como por ejemplo, que lo importante, siempre se subraya.

Mi querido amigo Donald

“El mejor país del mundo” ha elegido como presidente a Donald Trump, y no quiero dejar pasar la ocasión de contaros algunas de las grandes obras que este maravilloso hombre piensa, hace, o ha prometido que hará. Nuestro amigo Donald no tiene ninguna experiencia en política, pero no nos engañemos, no es necesario que un presidente de un país como Estados Unidos sepa nada acerca de política, total, no es un país que tenga una gran influencia…

Quiere construir un muro que mantenga a los mexicanos en su sitio, porque, como todo el mundo ya sabe y por si a alguien se le había olvidado, él se ha encargado de recordaros que México sólo envían criminales y violadores a Estados Unidos, peeero, además, Trump, es muy fan de las limpiezas profundas. Si si, como las que hacen nuestras madres en casa los domingos. Pues él, quiere hacer su propia versión, por lo que se pondrá sus guantes de látex amarillos y su delantal rosa con volantes y se encargará de limpiar Estados Unidos de extranjeros, y procurará que, sobre todo, aquellos que vengan de países musulmanes, no vuelvan a pasar por allí nunca más. Seguro que todos los extranjeros estarán encantados de agradecerle al nuevo presidente el viaje de vuelta a casa. Y sin duda su madre escocesa estaría orgullosísima de él.

Igual de agradecidos estarán los discapacitados, que le causan tanta gracia a nuestro bronceado presidente, o tooodos esos criminales que salgan de prisión y puedan comprar una pistola porque, oh, ¡sorpresa!, Mister Donald Trump ha eliminado esa estúpida norma de comprobar los antecedentes de aquellos que quieran adquirir armas de fuego. Pero sin duda, los que más agradecidos estarán, serán todos esos ciudadanos de a pie que trabajan de sol a sol cuando vean que se bajan los impuestos de sus jefazos mientras los suyos suben. Estoy segura que se levantarán cada mañana para ir a trabajar mientras sus jefes disfrutan en sus yates, o en su defecto mansiones, pensando: “Gracias Donald Trump, muchísimas gracias”.

Ah, por cierto. ¿Recordáis todo eso del cambio climático? Pues olvidadlo. Menos mal que Donald nos ha recordado que todo se lo han inventado los chinos, así que ya podemos volver a despilfarrar todo lo que queramos. Pero hay algo de lo que no podemos dudar, él solo quiere lo mejor para América. Ya ha dicho que irá a por la ISIS, porque está claro que con Donald a la cabeza se van a dejar bombardear como si nada, porque él es un hombre. Si fuera Hillary la presidenta… otro gallo cantaría, porque ella es MUJER, y a una mujer la ISIS no le tendría ningún respeto, porque son ellos los machistas, no Trump, no, él quiere a todas las mujeres, las quiere tanto que alguna incluso le ha demandado por acoso sexual, ¿No os parece una locura?

Y hablando de Hillary… como ella ha sido tan mala malísima con eso de los e-mails… él se va a encargar de procesarla. Quizás quiera probar con ella uno de esos métodos de tortura que quiere recuperar, por el bien del país claro, para mantener a los malos a raya. Porque Hillary ha sido malísima… Vale, Trump ha evadido pagar impuestos como empresario, pero es que eso es totalmente diferente, no fue nada intencionado. ¡Ah!, y tampoco se me puede olvidar contaros que eso del Obamacare, que hacía los servicios de salud más asequibles para todos los americanos, va a cambiar totalmente, porque, ya sabéis… tener acceso a la sanidad está sobrevalorado.

Para terminar, quiero contaros una gran idea que también ha tenido Donald que nos afectaría a los periodistas en el caso de terminar trabajando en EE.UU. Trump quiere modificar la Primera Enmienda, o sea, que quiere restringir la libertad de prensa. Pero no penséis mal, es solo que él quiere leer primero todo lo que queremos contar, por si se le ocurre alguna idea para mejorarlo… Y con esto termino, solo me queda por decir… buena suerte pollo frito, quiero decir… Señor Presidente.